El diseño de interacción se centra en mejorar el comportamiento de los productos y servicios digitales. Primero, los diseñadores aprenden sobre las necesidades y objetivos de los usuarios finales y luego diseñan un interfaz (la experiencia digital que tenemos con la web, app, etc.) que sirva lo mejor posible al propósito del usuario.
Dentro de esta práctica los diseñadores crean secuencias de pantallas en baja fidelidad y prototipos para definir y testear el comportamiento del interfaz.
Otras tareas incluyen definir la así llamada arquitectura de información, para asegurar que las personas puedan navegar el interfaz de manera intuitiva y también para prever espacio para que el producto digital pueda escalar.
En palabras sencillas
El buen diseño de interacción se manifiesta con frecuencia en interfaces sencillos con aparentemente poca funcionalidad, pero que sirven su propósito de manera muy acertada.
Un diseñador de interacción traduce lo que la máquina nos quiere decir a un lenguaje que las personas comprendemos.
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